martes, 27 de septiembre de 2011

Bolivia sin ruta, pero con harto movimiento

Tras semanas de tensión creciente, Evo se rinde. Por el momento, no se construirá el camino que iba a atravesar el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Securé (TIPNIS). El desarrollismo del gobierno de Evo (y Brazil) se ha chocado con los movimientos sociales, los mismos que le dieron su poder. Desde ya, no los controla ni él ni su partido.

Más importante que este hecho ya indiscutible, sin embargo, es un fenómeno más duradero. El poder y organización de los movimientos sociales, en las calles de las ciudades y en a las rutas del campo, transciende este gobierno. Las voces y cuerpos indígenas, que hasta hace tal vez nada más dos décadas, parecían silenciados y controlados, brotan nuevamente sobre el escenario político para hacer valer sus derechos. Evo, evidentemente, no habla por ellos, y mucho menos actúa por ellos. Su pachamamismo retórico tendrá que ceder frente a las demandas de los movimientos.

Esta última crítica que recibe Evo y su gestión, desde lo que vendría a ser su propia base, se suma a muchas otras, por ejemplo la crítica de los actores de Trono (que en el momento de filmar, mayormente apoyaban al proceso de cambio liderado por este gobierno). Los reclamos son: cumplir con las promesas de sus campañas, y más allá de eso, cumplir con las demandas del pueblo. Reclaman justicia para los desaparecidos de la dictadura militar y para los caídos de octubre; Evo y su partido se han aliado con los militares y se niegan a buscar una justicia robusta para crímenes pasados.

Y ahora, de nuevo un gobierno boliviano ha recurrido a la mano dura: las balas de goma y la cinta de embalar sobre bocas recuerdan demasiado a Goni… o a García Meza. De nuevo esta violencia fue solo el último paso en un camino que comenzó con un gobierno que dio el primero paso al decidir para el pueblo lo que éste necesita para su propio bien, sin consultar. Resultó que de nuevo esta decisión involucró los recursos naturales.  Hagamos recordar: plata, estaño, agua, gas, madera, tierra. La memoria es corta entre los poderosos. Pero larga entre los que sufren sus decisiones. No hay que perder perspectiva: los crímenes cometidos durante este conflicto no comparan con la dictadura. Y la gestión de Evo Morales ha sido más exitosa que cualquier otra en muchos aspectos, por ejemplo al bajar los niveles de pobreza en Bolivia. No se puede sobrevalorar este hito.  Sin embargo, este gobierno también ha polarizado Bolivia de una forma peligrosa, y sigue mandando rutas sin pensar en quien atropellará.

Igual, queda claro que el pueblo boliviano no se deja atropellar tan fácilmente.  El gobierno ya se habrá dado cuenta de que es difícil lograr mucha velocidad cuando hay bloqueos. Y más aún cuando no hay ruta.


-Mateo Hinojosa, desde Buenos Aires



Ayer por la mañana había sido otro el discurso. “Se ha procedido a evacuar a los marchistas para garantizar su seguridad física”, fueron las palabras elegidas por el ministro de Gobierno (Interior), Sacha Llorenti. Sostuvo que no hubo ningún muerto, mientras los indígenas y la Iglesia boliviana afirmaban que había muerto un bebé de tres meses por la inhalación de los gases. “Viendo algunos informes, dijeron que murió un bebé en la violencia. Hasta ahora, con las informaciones recabadas en la investigación, no se supo de ese hecho. Espero que no haya pasado ese exceso”, dijo anoche el presidente aymara.

Desde hace semanas, 500 policías se encuentran en la ruta La Paz-Trinidad, a la altura de Yucumo, para evitar que los indígenas puedan continuar su caminata. Fueron enviados allí porque en Yucumo (a cinco kilómetros de donde estaba la marcha) había un bloqueo de 20 campesinos afiliados a la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (Cscib), quienes aseguraban –también– que no iban a permitir el paso de la marcha, porque en el pliego de dieciséis demandas de los indígenas había cinco puntos que los afectaban, decían. Según los uniformados, estaban ahí para evitar que hubiera enfrentamientos. El domingo la policía levantó el bloqueo de los campesinos, aunque con menos violencia que la implementada contra los indígenas.

Anteayer, luego de 40 minutos de violencia, los policías subieron a 285 indígenas a cuatro micros para trasladarlos a San Borja y de allí a La Paz. Pero la población de San Borja, que apoya a los marchistas, les cortó el camino. Entonces los buses y camionetas con los detenidos volvieron hacia Yucumo y siguieron hasta Rurrenabaque. Allí, indígenas del pueblo Tacana y gente del lugar ocuparon la pista de aterrizaje y forzaron a los policías a liberar a los indígenas, muchos de los cuales estaban heridos, como Fernando Vargas Mosúa, vocero de la marcha y presidente de la Subcentral de Comunidades del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis). Entre los detenidos estaban los diputados indígenas Pedro Nuni y Bienvenido Zacu. Ayer, los liberados evaluaban cómo regresar a San Borja (a 350 kilómetros de La Paz) para reunirse con el resto de la marcha, pero existía el temor de que nuevamente quisieran detenerlos.

“Asumo esta decisión porque no comparto la medida de intervención de la marcha que ha asumido el gobierno y no puedo defender o justificar la misma, en tanto existan otras alternativas en el marco del diálogo, el respeto a los derechos humanos, la no violencia y la defensa de la madre tierra”, dijo la ex ministra Chacón en su carta de despedida.

La octava marcha comenzó el 15 de agosto pasado en Trinidad (capital de Beni) rumbo a La Paz. Serían 600 kilómetros de caminata para pedir que el gobierno no construya una ruta que atraviese al Tipnis, propiedad de los pueblos Chimán, Mojeño y Yuracaré, además de otras 15 demandas. La marcha es encabezada por la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob) y el Conamaq. “Mientras se realiza este debate nacional, y para que los departamentos decidan, queda suspendido el proyecto de carretera del Tipnis y que sea lo que el pueblo decida y, especialmente, estos dos departamentos”, afirmó el presidente. Hace meses, aseguraba que la carretera atravesaría el territorio indígena “sí o sí”.